No suelo leer lo que escriben sobre Bowie los que no lo conocieron, pero me tropecé con una nota del autor de Costumbres argentinas (disculpen si no lo nombro, pero leyendas populares afirman que su nombre es yeta, y no quiero agregar más desgracias a la irreparable que ya sufrimos el 10 de enero) donde "se despide de Bowie" (David osa llamarlo) con una semblanza bastante falseada, repetitiva, y sorprendentemente peyorativa.
Hace tiempo que sabemos que está quemado y que lejos de revolucionar las costumbres, convulsionó de risa y de espanto cuando se presentó con marcha errática y discurso balbuceante en el reality show más visto de la televisión argentina, sólo para alentar a su novia, una groupie que lo conquistó subiéndose de prepo al escenario donde él cantaba con su actual voz, cada vez más aguardentosa. Bastaría ese episodio, aunque han ocurrido muchos más, todos igualmente bochornosos, para abstenerse de hablar de desaciertos cuando se trata de Bowie. Mencionar el supuesto ojo de vidrio de Bowie fue una bajeza que sólo lo explica el Mal de Aquiles, o el Sindrome de Aquiles. Cuentan las leyendas homéricas que cuando Aquiles desembarcó en Troya encontró muy cerca del templo de Apolo al joven Troilo, el hijo menor del rey Príamo. Cegado por la increíble belleza del joven, Aquiles, cuya más destacable virtud eran los pies ligeros, lo asedió y como Troilo huyó hacia el templo, el temible guerrero lo persiguió, lo asesinó y mutiló su cadáver para hacer desaparecer su belleza.
Escribir sobre el ojo de vidrio de Bowie (infórmese bien Sr. A.C, jamás tuvo un ojo de vidrio porque fue operado varias veces para evitar su pérdida total, aunque su visión era mínima), sobre sus supuestos implantes capilares, sobre su ingesta de orina, (se dice orina, ¿entiende?, no se dice orine como ud escribe intentando parecer fino), no es otra cosa que la patética y bizarra forma del Sindrome de Aquiles, versión criolla. Después de todo a Bowie no le hace falta su paupérrimo homenaje. El, que jamás se victimizó a pesar de sus increíbles sufrimientos físicos y morales, que nunca fue un hombre fácil, que nunca pudo ser ridiculizado aunque se lo propusiera, él no tiene la culpa de que ud se haya esforzado por ser una copia ridícula de Bob Dylan, ni de que tenga un cabello atroz, ni de que sea feo o que las adicciones hayan hecho con ud lo que con Bowie nunca pudieron. Trabaje su odio Sr Salmón, trabaje su envidia, reinvéntese si puede, consuma suplementos neuronales, déle un repaso a la gramática, hágalo en argentino, y aunque nunca llegue a ser un duque, puede mejorar. Y mientras tanto, si vuelve a hablar de Bowie, hágalo con respeto y deje de llevar agua para su molino en España comparándolo con artistas locales para demostrar su fidelidad a la Madre Patria que tantas veces le dio de comer.
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