martes, 9 de febrero de 2016

©️El Homenaje de los conjurados

Charles F. Bolden Jr., Director administrativo de la NASA desde el 2009, ex marine, piloto de combate y astronauta con casi 700 horas en el espacio, es el primer afroamericano que logró alcanzar el cargo más alto en la administración aeronáutica espacial de los EE.UU. Pero el 11 de enero de este año el mundo pudo saber (si el mundo quisiera hacerlo, digo) que se trata además de un hombre de enorme sensibilidad y un finísimo sentido de las oportunidades históricas, porque apenas conocida la inesperada noticia declaró: "Hoy todos nuestros hombres son Major Tom; las palabras, los elogios y los retratos están bien, y es lo único que tiene la mayoría de los admiradores de Bowie. Pero nosotros somos la NASA y podemos hacer más para honrarlo. Bowie mostró su fascinación por el espacio exterior y ahora es momento de que nosotros le devolvamos el favor con el mismo entusiasmo en un gesto igualmente soberbio".
Se colocó un lente de contacto en un ojo y les comunicó a los astronautas que estaban en el espacio exterior "...el merecido sacrificio que van a hacer para honrar a un hombre que dedicó su vida entera a mejorar el mundo". 1 minuto y 40' más tarde apagó todos los dispositivos de comunicación de la NASA abandonando a su suerte a todos los astronautas que se hallaban en el espacio, llamándolos Major Tom. Algunos de ellos trataron de decir algo antes de quedar incomunicados, pero el implacable Bolden se los impidió: "No. No digan nada. El silencio, la incomunicación, es lo que debe reinar en adelante. Cualquier discurso empañaría el gesto". Y procedió a desenchufar toda clase de aparatos y descolgar teléfonos. Alguien alcanzó a preguntarle cuánto tardaría el silencio, "no sé" -respondió enigmático- "días, semanas, lo suficiente para que vivan la sensación de aislamiento que transmite la canción. Igual será un homenaje eterno. Bowie no merece menos". Alarmados, los familiares de los astronautas intentaron inútiles reclamos que Bolden, afecto a la palabra y a las metáforas, despachó citando al propio Bowie: "Planet earth is blue and there's nothing I can do". Y se volvió a su oficina para enviar un mensaje a las redes en nombre de la NASA: "Good bye and may God's love be with you". Y ya no volvió a hablar.  




Es verdad que Bowie ha recibido muchos homenajes durante su carrera. Solamente a modo de ejemplo; todavía se recuerda la serie inglesa Life on Mars del 2006 al 2007 y que transcurre en 1973, y su continuación, Ashes to Ashes que se estrenó en 2008 y terminó en 2010. En la primera, que ganó un BAFTA y fue considerada la mejor serie dramática de ciencia ficción de todos los tiempos, los temas Life on Mars? y Space Oddity forman parte de la banda sonora. En la segunda se escuchó Heroes en el último capítulo, el de la epifanía, donde finalmente se revela la identidad del Arlequín-Pierrot de Bowie. Para entonces, él ya estaba cansado de otorgar licencias. Más cerca de las estrellas que cualquier otro, astrónomos y astronautas le habían rendido homenajes sui generis. El 21 de diciembre de 2008, el astrónomo Félix Hormuth descubrió un asteroide al que bautizó 342843Davidbowie. En 2013, Chris Hadfield, el primer astronauta canadiense en viajar al espacio y por casualidad, más o menos primo del actor inglés Benedict Cumberbatch, aprovechó su nostalgia en la estación espacial internacional que orbita la tierra, y, acostumbrado a hacer covers, se anticipó cantando Space Oddity desde el espacio mismo, acompañándose de su guitarra después de haber conseguido una licencia por dos años.



La lista podría ser interminable y bastante difícil de rastrear, porque Bowie se ganó el derecho de recibir los más extravagantes homenajes en su largo camino por el espacio con Ziggy Stardust, Starman,Life on Mars? o Space Oddity, para citar sólo algunos. Pero no hay duda que el homenaje de Bolden fue soberbio, como él mismo lo anunció. Tanto, que desató una suerte de copycat tributario. La Sonda Rosetta, de la Agencia europea Espacial saludó a "un compañero de viaje en el espacio" Bolden, que había mantenido silencio por unas 3 horas, envió otro mensaje: "The stars look very different today". Si, como dijo Bolden, ellos son la NASA y podían hacer un homenaje soberbio,el Cardenal Gianfranco Ravasi le rindió un homenaje diferente pero no por eso menos impactante. Presidente del Colegio Pontificio para la Cultura, Presidente de la Pontificia Comisión de la Arqueología Sagrada, colaborador habitual del L' Obsservatore Romano, Ravasi es el Vaticano. 


Ese mismo día colgó en su timeline  unas estrofas de Space Oddity citándolo dentro de un paréntesis. El 11 de enero el L' Obsservatore publicó una definitoria y contundente nota sobre Bowie que entre otras cosas decía: "5 décadas de rock music realizadas con un rigor artístico que puede parecer contradictorio con la imagen ambigua utilizada, sobre todo al inicio de su carrera para captar la atención de los medios. Se podría decir que más allá de los excesos aparentes, el legado de Bowie está unido a una especie de sobriedad personal, expresada incluso en el físico delgado, casi filiforme..."La nota destacó " su personalidad musical nunca banal, construída gracias a sus frecuentes incursiones en otras formas artísticas como la pintura, el cine y el teatro". Y continúo: "Realizó verdaderas joyas como Heroes, un sencillo himno rock dedicado a los jóvenes que vivían en Berlín, entonces separados por el Muro". El 15 de enero, el Observatorio Público MIRA de Bélgica junto a Studio Brussels, una cadena radial, anunciaron el descubrimiento de una constelación a la que llamarían David Bowie porque 7 estrellas cercanas al planeta Marte formaban el rayo de la portada de Aladdin Sane. 

En realidad no se trata de una constelación sino  de un asterismo, un conjunto de estrellas que vistas desde la tierra aparentan tener una alineación geométrica. Fenómeno ficticio y hasta caprichoso, pero tan válido como para que, sumando los insólitos homenajes espacios-celestiales a las sugerentes y misteriosas palabras de Bolden, los que lo amamos empezamos a sospechar que Bowie ya era Major Tom, que sus cenizas no serían arrojadas en Bali como se comentaba, ni volverían a Inglaterra como afirmaban en Brixton, el barrio donde creció. No, Charles Bolden se ocuparía de todo. Enviaría una nave  con el legítimo Major Tom como el pasajero final que se quedaría para siempre, eterno en el espacio, gravitando sobre todos nosotros. Era el epílogo ideal para el hombre que temía a los aviones y los evitaba tanto cuanto podía pero que parecía conocer la inmensa soledad del viajero espacial de modo íntimo, hasta lograr conmover a astronautas, astrónomos y al mismísimo Director de la NASA.

Seguramente habrá muchas especulaciones sobre su retorno a las cenizas, pero Bolden nos sembró -aún sin proponérselo, cosa que dudo- una sospecha que empieza a convertirse en leyenda. El Director Bolden sabe hacer las cosas, sabe como mantener una esperanza, sabe como simular un secreto, sabe ser inquietante, ambiguo. Igual que Bowie.





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